jueves, 6 de diciembre de 2012

[Reseña] La Rosa del Profeta


Me he propuesto iros hablando de algunas obras que voy devorando, como ávido e incesante lector que soy, que no se encuentran entre los top de las obras más famosas, todas ellas de carácter fantástico. Porque sí, me encanta leer todo tipo de libros, pero mi debilidad es, como no podía ser menos, la literatura fantástica (especialmente la épica medieval) y los simbolistas de finales del XIX y principios del XX, décadas en las que pienso se creó la mejor literatura.

La obra de la que vamos a hablar es la trilogía de La Rosa del Profeta. Esta trilogía fue creada por los famosos Tracy Hickman y Margaret Weis, más conocidos por su magnífica saga de libros Dragonlance, que tantas buenas horas ha dado a miles y miles de lectores. Esta trilogía cuenta con su fecha de inicio en el año 1988, y desde el principio se escribió como una trilogía (no como el caso de La Espada de Joram, anterior, que parecían ser tres libros y finalmente acabaron siendo cuatro). Lo más destacable de la obra, ya desde el inicio, es su escenario: la dupla de autores nos transporta al escenario de Las Mil y una Noches, un mundo creado para este fin y que nunca volvió a ser usado por los autores. Vamos, lo que sería un mundo de carácter arábigo, con sus nómadas, sus desiertos inmensos, sus genios y sus tribus pastoriles. Como menos, es llamativo.



La historia gira en torno a la lucha entre diferentes fuerzas a lo largo de varios planos, y no entendamos esto como algo de facto. Con planos me refiero a los diferentes niveles en los que se mueve la historia, algo que ambos autores usan como recurso con bastante asiduidad. Más aun si cabe en este mundo, en el que leeremos en muchas ocasiones las intrigas que se llevan a cabo entre ellos, entre los propios mortales (sobre los que gira el peso argumental) y sobre el nivel intermedio, conocido como Inmortales, y que son creaciones propias de cada dios.

Vale, vale, parémonos un momento. Imaginemos el mundo como una gran gema de 20 caras. Cada una de estas representa un dios, y cada uno de esto tiene su opuesto en la otra cara. Así, existe Promenthas como dios del Bien Supremo, y Astafás como el dios del Mal. Imaginemos eso con todo y tendremos la cosmología lista. Cada uno de estos dioses creó una serie de criaturas inmortales que usasen su poder como transmisores con los mortales. Porque sí, el primer detalle que me llamó la atención es lo cercano que se encuentran las relaciones entre dioses y sus creaciones: interactúan, se preocupan, y esto se plasma de forma espléndida en la historia. Hacía tiempo que no veía algo tan claramente tipificado: normalmente representamos a las divinidades como entes más allá de todo, que ayudan de forma tan indirecta que apenas se percata que están allí. No es el caso de esta obra.

La historia comienza con dos de los dioses a punto de morir, ya que sus seguidores han perdido la fe en ellos. Los otros dioses se reúnen para hablar e intentar buscar una solución, pero cuando aparece Akhran el Errante y acusa a Quar de ser obra suya, estalla la polémica y surgen los enfrentamientos. Akhran sólo encuentra un modo de salvaguardarse de los planes de Quar (dios de la Realidad y la Avaricia), quién realmente está buscando hacerse con la fe de todos los mortales en él (y anular a los que no lo hagan) para así convertirse en el Dios Único,  y decreta que el príncipe Khardan y la princesa Zohra, pertenecientes a dos clanes ancestralmente rivales, deben casarse. Aunque la primera reacción de los protagonistas, así como la de sus familias, es de rebeldía, por fin acaban doblegándose a su voluntad, y se comprometen a mantener esa unión al menos hasta que florezca el legendario cactus conocido como la Rosa del Profeta.

Así comienza esta historia, y ya comenzamos a ver como los mecanismos comienzan a surgir en la propia historia. Lo primero a destacar es que el argumento no es nada atípico: se desatará una batalla y se juzgará el final del mundo o su salvación. Para reservarme la posibilidad de que lo leáis, no desvelaré nada más del argumento y me centraré en mencionar los elementos que más me llaman la atención.

En todo momento, la obra va girando siempre sobre tres elementos que interactúan sobre sí mismos y buscan el conflicto y la solución. La dicotomía a la hora de tomar decisiones oscila de un lado a otro; Khardan es orgulloso y valeroso, al igual que Zohra. Ambos personajes chocan muchísimo por ser similares, y será Mateo (quién, por cierto, es homosexual) el que se dedique a complementar el equilibrio entre ambos como factor externo. Entre los inmortales, que cuentan con una importancia inusitada (colocándolos en el segundo nivel) las creaciones de Akhran, los genios, toman partido de un lado mientras luchan contra las creaciones de Quar, y junto a ellos, lo hace un ángel del dios del Bien, elemento fundamental en la relación. Entre los dioses es el propio Akhran el que representa el tercer elemento entre la lucha con Quar y el resto de divinidades. Siempre me han gustado las historias que buscan la participación del argumento de forma activa en muchos grupos de protagonistas, entre los que aunando fuerzas aun sin saberlo dan con el éxito de su misión. No cargar todo a tres tipos que parecen tan invencibles que se dedican a limpiarte la ropa tras derrotar al malo definitivo de turno. En definitiva, la atomización de la importancia de los personajes para un desarrollo concreto es muy visible en esta trilogía, y puede resultar agradable.

Que Weis y Hickman se tomaron esta obra en serio no es decir una insensatez. En las ediciones que yo he leído (Timun Mas) se adjunta por parte de los autores un auténtico glosario de términos que usan durante todas las obras, y que van desde fórmulas de cortesía hasta insultos. Algo muy de agradecer si lo que pretendemos es sumergirnos en este mundo. Los personajes hablan con total naturalidad con sus respectivas denominaciones, que refuerzan la inmersión del lector. Fijaos que entre ella está, como ejemplo, la idea de Yihad (Guerra Santa) como lucha de Quar contra el resto de dioses. ¿Os suena de algo?

A todo ello hay que unirle una historia con un buen ritmo, que decae algo en el primer libro sobre todo (le cuesta arrancar) pero que encuentra una buena ascensión durante el segundo, culminando con un buen final. Como en todo hay críticas, la conclusión de la obra me pareció algo obtusa y muy corta, dejándote con ganas de saber más sobre personajes que habían actuado como auténticos protagonistas en el desarrollo de esta. Además, la obra adolece de cierto sentido del humor que a muchos puede echar para atrás, sobre todo si han leído obras tan "serias, honorables y preponderantes" como Juego de Tronos. Los chistes y las situaciones cómicas se entrelazan con total naturalidad, y entiendo que esto no tenga por qué gustarle a todos.

¿Mi consejo? Que le deis una oportunidad al primer libro. En la edición ya mencionada, no llegan a 1200 páginas en total los tres. Se hace muy interesante de leer para descansar entre tocho y tocho de otras obras de literatura fantástica o, si lo preferís, como respiro al mismo tema de siempre (vamos, que todos sabemos que la literatura medieval fantástica rezuma clasicismo en vena). Lo original de su presentación es la ambientación, no el contenido, pero esto se hace suficiente para que podáis echar un buen rato. Además, y ya entrando en temas roleros, nos presenta un auténtico escenario en el que poder desarrollar partidas. Personalmente, una vez leída la obra por completo, tuve la idea de generar a través de esta alguna campaña de especial relevancia, y aun sigo dándole vueltas. Creo que cualquier sistema de licencia OGL o similares serviría a las mil maravillas (AelMdE, el propio D&D, T&M, cualquier retroclon parejo, etc.) Tenéis el mapa montado, varias ciudades descritas y una cosmología bien montada, pero carece de la suficiente ausencia de contenidos para que nosotros le demos las vueltas necesarias y añadamos al gusto. Una buena oportunidad de llevar algo diferente a nuestra mesa de juego.

3 comentarios:

  1. Me ha encantado leer tu reseña sobre esta trilogía, calló en mis manos hace casi cinco años y, como bien dices, me costó arrancar bastante con el primero, sin embargo ahora que la he vuelto a leer, puedo decir que he devorado los tres libros dándome cuenta de la gran riqueza de matices que tienen y en los cuales no me había fijado.

    Mateo siempre será mi personaje favorito, aunque su final en los libros me deje con un regusto amargo; de la misma forma Pukah y Auda Ibn Jad se ganaron un lugar en mi memoria.

    Ha sido un auténtico placer encontrar a alguien (¡Por fin!) que ha disfrutado de "La rosa del profeta" al igual que yo.

    Att:
    María.

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  2. Ayla, en primer lugar, bienvenida.

    Te agradezco tu comentario. Es un sentimiento mutuo: ¡no conocía a nadie que le hubiese dado siquiera una oportunidad! Tal y como planteas, Mateo es un personaje muy bien desarrollado que se encasquilla, si permites la expresión, al final del libro. A su vez, los djinns y demás seres semidivinos son muy interesantes de reflejar en reflexiones posteriores, es decir: el gran acierto de la trilogía, para mí, es ejemplificar los tres niveles de poder de dicho mundo en diferentes protagonistas. Y se consigue con tanta facilidad que asombra y gusta, para qué engañarnos =)

    Es curioso como me animan este tipo de comentarios a seguir haciendo reseñas literarias.

    ¡Un saludo!

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  3. Vaya! Yo me lei esos libros, hace ya muchos años,me gustaron mas que los de la Dragonlance, me gusta mucho el ambiente que crean en esos libros y la verdad es que siempre he esperado mas libros como continuacion, (he encontrado esta pagina buscando una continuacion,cosa que hago de vez en cuando).
    Mi personaje favorito es Asrial, ademas lo suelo utilizar como nick en los juegos Online.

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