11 de Diciembre de 1899
Muy señor mío:
Tengo el gusto de complacer sus intereses en este proyecto en el que se embarcaron mis buenos colegas de profesión. Sin poder contemplar el aparato en cuestión, las referencias son veraces y llaman a una sola cosa: el Progreso. El notable invento de estas poderosas mentes llevará el sano ejercicio de la lectura a una nueva dimensión: imágenes y letras solapándose en un pasaje único, proyectado en cualquier superficie ¿Se imagina contemplar la lectura de los sabios en el agua mientras imágenes de gestas heroicas y tragedias se suceden a la par? Y todo de forma automática, sin que mano alguna medie. Tendrá usted la misma sensación que yo: encontrarse un nuevo y notable avance.
Sepa de mis palabras que esto es ahora poco más que planos, bocetos e ideas. Pero los señores Lumiére han demostrado su buen quehacer, y no pongo en tela de juicio su nuevo trabajo. Con el esmero y dedicación que dedican a todo lo que hacen, sepa usted que contaremos con un nuevo éxito. Me consta que han financiado el prototipo con ayuda de importantes mecenas. También le digo que el señor Verne ha donado algunos de sus primeros manuscritos para las pruebas pertinentes. Si la Ciencia es perfecta, alcanzar su cima está llena de riesgos. Riesgos que el notable no ha tenido problemas en asumir, mostrando así su compromiso.
Le mantendré informado de cualquier asunto. Como yo, usted es consciente de que estamos en tiempos de pasión científica, descubrimientos universales y situaciones extraordinarias. Vivimos la mejor época que la Humanidad ha podido disfrutar, pues ahora podemos alcanzar metas jamás pensadas gracias a nuestros insignes personajes.
¿Sigue Madrid tan esplendorosa? Sepa que ardo en deseos de visitarle. Recibí la correspondencia en la que usted me invitaba, y gustoso estoy de confirmarle mi interés. Supe también de su próxima intervención en la Academia de Ciencias de París. No dude en visitar al señor Verne y los señores Lumière. Han oído hablar de sus máquinas de cálculo y estoy convencido que disfrutarán mucho de sus sabias palabras.
Atentamente.
Correspondencia entre Emile Berliner y Leonardo Torres Quevedo.
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