He dejado que pasen un par de días antes de hablar someramente de mi experiencia en las jornadas de Alcorcón. El motivo era sencillo: quería leer las opiniones de los demás blogueros y usuarios varios de G+. Como imaginaba, la tónica general ha sido muy positiva. No es para menos. Los chicos de las LES hacen un trabajo encomiable y digno de inspiración para otros eventos de menor calado como las Jornadas de Rol y Juegos de Mesa de Huelva, que coordino personalmente, y que tienen mucho de mi experiencia madrileña.
Este año solo estuve por allí el sábado a jornada completa y el domingo por la mañana. Dediqué el viernes a caminar por montes segovianos y relajarme tras el fatídico viaje en bus desde Huelva. Siete horas de incomodidad asfixiante quitan las ganas de más encerronas; el cuerpo me pedía aire de montaña y de ello pude disfrutar. Tras un descanso reparador y un par de charlas en condiciones, a dormir y a preparar el día siguiente.
Las LES siguen tan vigorosas como el año anterior. Reconozco que solo he asistido a las dos últimas ediciones, pero el cambio positivo se nota. Leo por ahí que la asistencia fue mayor; no hace falta que lo juren. El sábado era una auténtica selva de mesas de rol y juegos de mesa, individuos moviéndose de aquí para allá y conversaciones ajenas que disentían en motivos pero generaban un murmullo constante y apagado. El berenjenal de público me hace plantearme si, en caso de seguir así, no habrá que buscar otro espacio. Alguien ha comentado en su análisis que unos ventiladores irían bien: este año los dioses se apiadaron de nosotros y nos dieron jornadas de fresco. Nada que ver con la edición pasada. Las tiendas repetían en su mayor parte, salvo alguna ausencia destacada. Este año vi el mercadillo solidario con productos menos llamativos, aunque asumo que podría ser porque el viernes se llevaron parte del material más goloso. En todo caso, fiel a su estilo, había de todos los gustos, y con unos precios muy competitivos.
Me gustó el cambio operado en los productos ofrecidos por la cocina de las jornadas: los paquetes de rosquillas y demás enseres, así como el café, son una idea cojonuda. Si funcionan bien con una media de mil personas, más aun con una afluencia de trescientas. Lo tomaré en cuenta. Allí podías desayunar, comer, merendar y cenar. Todos un lujazo. Uno de los detalles que más me gusta es el paseo que los propios "camisetas naranjas" se hacen entre partidas y demás vendiendo bebidas y golosinas. En primer lugar, la partida se para lo menos posible; en segundo lugar, incita mucho más al consumo por el mero hecho de tener a tu disposición el producto sin hacer esfuerzo alguno.
El de la izquierda, un servidor
Creo que las LES han encontrado un perfil de jornadas y lo explotan sin variarlo, sin necesidad de buscar nuevas experiencias que se amolden y puedan generar más caos que expectativas. Aquí no hay Rol en Vivo, no hay concursos que generen mucho movimiento: aquí se va a lo que se va. El espacio es el que es, y este ofrece solo partidas de rol en mesa y numerosas mesas para wargames y otros juegos de mesa. Los primeros se trabajan a partir de la gran cantidad de colaboradores y personas que arbitran por motu propio. Los segundos se llenan de demostraciones de editoriales y torneos, de voluntarios enseñando juegos y una ludoteca al servicio de los asistentes a la que solo tienes que dar tu número. Es que no hay necesidad de nada más. Sabes que vas a estar en un espacio cerrado diez horas. Sabes que no saldrás de allí más que para tomar el aire y echarte un cigarro o una charla. Esa es la esencia de las jornadas: la mantienen y yo les aplaudo por ello. A veces no se trata de innovar como cosacos, sino de ofrecer una garantía de éxito.
En relación a esto, los "camisetas naranjas" son un ejemplo de atención, coordinación y trabajo en equipo. No he visto, y creo que tengo ya experiencia en jornadas, un equipo más cohesionado que este. En todos los asuntos en los que me resultó necesario su trabajo, cumplieron de sobra. Gestionan, mueven, promocionan, socorren y asesoran. Ellos son la columna vertebral, y las editoriales y asociaciones amigas les complementan en una experiencia realmente acojonante, especialmente para el organizador de eventos de pueblo, como me gusta definirme. Son un ejemplo a seguir. Mi aplauso para todos ellos.
Una instantánea del evento
Respecto a mi experiencia este año, jugué el sábado mañana una partida de Héroes, a la que habían arrancado de cuajo la ambientación para quedarse con su adaptación del FATE. Fue algo decepcionante, porque mi intención era probar el juego en su totalidad, ambientación incluida. Vamos, una partida de fantasía medieval con el sistema de marras. Finalmente jugamos una especie de escenario a lo Wild Wild West. Fue bastante descafeinada la experiencia. Yo venía a convencerme de que el FATE mola, y me dio la sensación contraria, justo como sentía. Por la tarde tuve mi partida de Z-Corps, Pánico en el Hospital: la experiencia fue grandiosa. Tuve suerte con los jugadores, me ayudaron a definir un par de detalles, y fue la mejor versión de la misma que haya llevado hasta ahora a un evento, y no era esta la primera vez precisamente. Quiero agradecerles su participación, su inmersión en la historia y sus ganas de pasarlo bien: la frase Putos Demócratas quedará grabada en mi cabeza. El domingo lo dejé para jugar algún juego de mesa con amigos madrileños y poco más.
También tuve la suerte de charlar, por fin, con Pedro Steinkel, con quien me apetecía mucho charlar: su agenda de conversaciones durante el evento pintó enorme. Lo mismo va para Ismael, de Holocubierta: tiene una gracia madrileña que siempre se atribuye a los del sur. No es así, se lo aseguro. Ambas fueron muy productivas y me han motivado a seguir adelante con mis proyectos, ahora más que nunca. Pude ver a muchos protagonistas de este pequeño mundo, a esos que conoces y no te conocen, a esos que pones nombre pero no cara. Las LES son los Oscar roleros nacionales: jamás verás tantas estrellas del mundillo reunidas. Para el espectador que es pequeño contemplador y admirador activo del mismo, es un pequeño remanso de fama.
Y esto es todo. Mi próxima parada es un evento de juegos de mesa a nivel provincial. Hasta el año que viene, me da que poca cosa. Aprovecho para agradecer a mi benefactor madrileño su acogida. Ha sido un fin de semana estupendo, lleno de anécdotas y charlas, de dados e historias. Como más me gustan.
Un placer saludarte por fin y charlar. Ya nos veremos en otras ocasiones.
ResponderEliminar