martes, 5 de marzo de 2013

Primus inter pares. Comenzando un nuevo proyecto.

¡Cuántas veces habrá salido esa frase en nuestras cabezas, teclados y páginas visitadas! Una de las especialidades del rolero es comenzar proyectos que se quedan en un cajón de gatos. Afortunadamente, a veces pensamos en ellos y nos ilusionan hasta el punto de ponernos a escribir descerebradamente, aunque el tiempo dicta sabiduría y no pasa mucho sin que dejemos esas dos páginas de word con Times New Roman tamaño 12 en la carpeta Rol de nuestro portátil, dedicándonos a aspecto más pueriles de nuestra existencia (y productivos, claro).

Sin embargo, hay cosas que pasan por la cabeza de uno con francas ideas de asentamiento. Ese je ne sais quoi capaz de producir un serio binomio cabeza-farola cuando andamos por las tumultuosas calles de la localidad que habitamos. Hay que desquitarse el mismo escribiéndolo, dándole todos los empujones necesarios y transformando una idea en algo más. 

Mi faceta como productor de historias es tan antigua como mi propia existencia, creo. Pasa con frecuencia. Al poco de comenzar a jugar a rol, di con la tecla de mi perfil como Máster. A mí me gustaba jugar, claro, vivir las historias de otros, pero en mi mente estas tomaban formas y tenían que salir a toda costa. Mis jugadores me lo fueron agradeciendo (y agradecen) con el paso del tiempo. Aunque de vez en cuando gusto de descansar como Director de Juego, nunca lo hago como productor de historias. El problema siempre ha venido por el mismo camino: yo me las guiso muy bien para mí, pero me costaba dar con la motivación necesaria para que otros tomasen la misma e hiciesen con ella lo que les diese la gana. Muchos productores de historias roleras se dedican a crear juegos, aventuras y suplementos en un tiempo récord: lo llevan en la sangre. Te montan un pdf de 22 páginas en un momento, todo bien estructurado, lenguaje simple, eficaz, coherente y listo para servir en caliente. Admiro a ese tipo de personas. Creo que en el fondo todos somos un poco así, mal nos cueste.

Afortunadamente, hace poco tuve la buena noticia de publicar algo. Quizás eso hizo darme cuenta que, de alguna manera, era posible transmitir tu capacidad de producir y ponerla al servicio de los demás. Sí, pensaréis que menudo motherfucker engreído es: necesita que le publiquen algo para dedicarse a producir cosas para todos. Pues sí, macho, qué le voy a hacer. A otros les basta con darse una ducha, despertarse gritando el nombre de su próxima aventura en mitad de la noche o cocinar pollo al Curro Jiménez. A mí me hacía falta que una editorial decidiese apostar por mí.

Y ahora, ¿qué? Pues una vez listo ese trabajo, que es bastante breve y conciso, seguiré haciendo cosas parecidas. Porque de nada sirve dedicarte a hacer, de repente, un juego de rol de chorrocientas páginas que rompa el panorama español (eso solo está al alcance de individuos de sesudo heroísmo como Rodrigo García Carmona), y lo mejor es empezar, poco a poco, a germinar una forma propia de mostrar tus contenidos, tu forma de hacer rol y, especialmente, de transmitírselo a los demás.

Vale. ¿A qué ha venido todo esto? Bien. Esa debe ser la pregunta de la mayoría de los lectores. La respuesta es obvia: voy a comenzar un nuevo proyecto. Y quiero compartir los procesos de creación de un noobie como yo con todos vosotros, con idea de que vaya madurando junto a los pocos fieras que leen este blog. No tengo ni idea de cuándo lo acabaré, o de si lo haré. Sé que tengo la intención de ello, una intención que trasciende la mera formalidad de la mala conciencia que te dice escribe algo, leñe, que tienes el blog abandonado, que tiene ganas de sacar algo positivo de todo esto, un rédito que os sea especialmente beneficioso a vosotros. El furor inicial que te entra en un momento es síntoma de que todas las piezas han comenzado a encajar, y eso es lo que yo he sentido hoy, así que no hay mejor día para compartirlo que este.

¿De qué va el tema? En primer lugar, es una aventura. En segundo lugar, no hay editoriales ni leches en vinagre detrás (de momento). En tercer lugar, está pensado para un juego concreto, aunque fácilmente adaptable. En cuarto lugar, tiene una clara vocación hacia el género del terror. En quinto lugar, se desarrollará durante la Guerra Civil española. Y por último, una imagen:


Castillo de Loarre (Huesca)

Mi idea es que la aventura cuente con ilustraciones creadas exclusivamente para el módulo, con una maquetación algo decente realizada por alguien que entienda de estas cosas, y que sea algo probado y requeteprobado, lo que, como bien sabéis, no quita que sea una auténtica porquería. De ambivalencia en esos conceptos, poco.

Os iré manteniendo informados del proyecto cada cierto tiempo (posiblemente, una entrada quincenal. Así os mantengo algo enganchados al proceso de  creación y me impongo unas fechas. Todas las entradas tendrán el mismo nombre (excepto esta, introductoria) y llevarán una serie numérica que se recordará en todas las entradas. Efectivamente, para algunas cosas soy un paquete, como bailar a lo Rick Ashley, comer con palillos, jugar a los dardos o conseguir crear una serie de pestañas en la cabecera de mi blog como tantos otros amigos de blogspot tienen.





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